El desierto más seco al norte y la Patagonia ártica en el sur. Océano al oeste, cordillera andina al este. Grandes lagos y volcanes en el centro. Por su diversidad natural única en el mundo, Chile regala a sus habitantes y visitantes una infinidad de posibilidades en materia de actividades al aire libre. Y no sólo hablamos de tranquilos paseos por sus cerros y bosques, hablamos de adrenalina y locuras. ¡Cuando el corazón bombea fuerte es cuando más vivo uno se siente!
1. RAFTING EN EL CAJÓN DEL MAIPO
Por su cercanía con Santiago, hacer rafting en este río es una de las aventuras más accesibles y económicas si vives en la capital. En San José del Maipo existen diferentes compañías que ofrecen el servicio a un precio razonable que incluye el transporte río arriba, neopreno y casco, y una breve instrucción antes de subir al bote y enfrentarse a los rápidos. La fiereza de la corriente varía según la época del año, siendo durante el deshielo (primavera y verano) el momento en que el caudal y la potencia del río alcanzan su máxima expresión. De todos modos, por la configuración del descenso se trata de una aventura apta para jóvenes y mayores y un buen punto de iniciación al rafting en un entorno natural sorprendente por su cercanía con la ciudad.
2. SANDBOARD EN ATACAMA
Nos preguntamos a qué descerebrado se le ocurrió la idea de lanzarse desde la cima de una duna gigantesca con una tabla atada a los pies, pero el sandboard es la prueba que la frontera entre la locura y la genialidad es muy delgada. El desierto más árido del mundo nos regala dunas de más de 120 metros de arena fina como la harina, ideal para ser surfeadas con unas vistas memorables. Esta práctica se concentra en el Valle de la Muerte y se puede contratar la actividad junto con un tour por la zona y un instructor que ofrece las nociones básicas del sandboard. La otra opción para los más atrevidos es alquilar la tabla, buscarse la vida para llegar allá, e intentar aprender por tu cuenta. Las caídas, las risas, y la adrenalina, están garantizadas… ¡como también encontrar arena en distintos rincones de tu cuerpo días después!
3. SURF EN PICHILEMU
Pichilemu y su célebre sector Punta de Lobos (a 6 quilómetros al sur de la población), es no sólo la meca del surf en Chile, sino también un referente internacional. Estas olas del Pacífico son el escenario de competiciones surferas como el Reef Classic Chile, el Quicksilver Cermonial o el Cobquecura e incluso se celebra la Semana del Surf con muchas actividades centradas en este deporte. Sin duda ver el dominio absoluto de los surfistas profesionales dan ganas de aprender cuanto antes mejor. Para quién aún no domine la técnica o quiera iniciarse, hay zonas con olas para principiantes así como múltiples escuelas que ofrecen material y clases particulares o en grupo.
4. SUBMARINISMO EN LA ISLA DE PASCUA
Además de sus mundialmente conocidos moais, esos gigantescos rostros tallados en piedra, la misteriosa Isla de Pascua, puede presumir de unos fondos marinos excepcionales. Con sus aguas mucho más templadas que las de la costa chilena continental, sus fondos oceánicos destacan por su visibilidad excepcional de entre 40 a 60 metros de distancia. Además de una fauna marina endémica y abundante, existen cavernas sumergidas que suponen un reto para los submarinistas más experimentados. Otro de los reclamos para los buzos es el Mike Rapu, un moai hundido a 40 metros de profundidad que, aunque se trata de una réplica reciente creada por un artesano local, se ha convertido en uno de los lugares submarinos más fotografiados.
5. PARAPENTE EN IQUIQUE
Sus corrientes cálidas ascendentes que se mantienen casi todos los días del año, convierten a la ciudad norteña de Iquique en uno de los mejores lugares para una emocionante experiencia de parapente. Además de la inmensidad del océano y las vistas urbanas se acostumbra a sobrevolar el Cerro Dragón, una duna de de 175 metros de altura, un largo de 4 quilómetros, y protegida desde 2004. Si a esto le añadimos un aterrizaje en una playa, el sol, y el olor a mar ya tenemos un recuerdo imborrable. Son muchas las empresas que ofrecen vuelos en biplaza en los que el instructor tiene el control del parapente y el pasajero solo tiene que preocuparse de abrir los brazos y sentirse como un pájaro.
6. CANOPY / TIROLESA EN PUCÓN
En un marco incomparable de volcanes, lagunas, y frondosa vegetación se encuentra una de las aventuras de canopy más largas de Sudamérica con un recorrido total de 3.000 metros de longitud y más de 100 metros de altura. El denominado “Trayecto del Cóndor” ofrece tramos de descenso muy largos que permiten aceleraciones hasta los 70 quilómetros por hora. ¿Entonces acabará en un momento? Nada de eso, se tarda unos 90 minutos en completar el recorrido por sus distintas etapas. Esta tirolesa se encuentra en Termas Trancura a sólo unos 27 quilómetros de Pucón.
7. TREKKING CON CRAMPONES POR EL GLACIAR GREY
El impresionante glaciar Grey, con sus seis kilómetros de ancho, es el de mayor envergadura del Parque Nacional Torres del Paine. Desde la lejanía parece una mole de hielo irregular e intransitable, pero no lo es. Las excursiones por sus lomas heladas son la prueba de que se puede caminar por sus eternas lenguas blancas y azules. Pero no nos malinterpretéis, poner los pies sobre este espectáculo natural no es sencillo: requiere un transporte especial en bote, un guía experimentado, y harto equipamiento (crampones, botas rígidas, casco, arnés, cuerdas…). Pero los que han sentido lo que es estar en el corazón de este descomunal glaciar cuentan que es una experiencia emocionante y mágica, de estas que vale la pena rememorar cuando uno está estresado en la ciudad.
8. HACER LA CUMBRE DEL VOLCÁN MÁS ALTO DEL MUNDO
Los Ojos del Salado, con 6.890 metros de altura, y también el punto más alto de Chile, se sitúa en plena frontera con Argentina, en la región de Atacama. A pesar de su ubicación no esperen calor, sino todo lo contrario. Los Ojos del Salado es árido, muy ventoso, y frío (hasta – 30 grados). ¿No es suficiente aventura? A todo esto hay que añadirle el mal de altura, que supone un reto añadido para cualquier expedición que se atreva a intentar la ascensión. Técnicamente no resulta especialmente complicada, a excepción del tramo final donde resulta imprescindible el uso de arneses y cuerdas por su pronunciado desnivel. Según los expertos, la mejor época para intentar coronar la cima es de octubre a marzo. Además de la belleza de la ascensión por sí misma, el trayecto de acceso al volcán pasa por las bellas Laguna Santa Rosa y Laguna Verde, donde es habitual encontrar fauna autóctona como flamencos y guanacos.
9. RECORRER LA CARRETERA AUSTRAL EN MOUNTAIN BIKE
Los 1.200 quilómetros que separan Puerto Montt de Villa O’Higgins son un espectáculo donde la naturaleza muestra toda su grandiosidad. La mayor parte del recorrido de la Carretera Austral transcurre por serpenteantes sendas de ripio poco transitadas, lo que hace de la bicicleta un vehículo fantástico para vivir esta aventura con la calma que merece. El principal enemigo con el que se pueden encontrar los ciclistas es el clima cambiante y la lluvia habitual en estas latitudes. Entre los parajes de ensueño de esta ruta se encuentran el salvaje Parque Pumalín, de más de 300.000 quilómetros cuadrados, o el Parque Nacional Queulat y su Ventisquero Colgante, una gran masa de hielo que asoma desde lo alto de un cerro y del que emanan múltiples saltos de agua. La duración de esta hazaña depende mucho del ritmo de los ciclistas y las condiciones climáticas pero contad como mínimo con dos semanas si queréis hacer el tramo completo, ¡se trata de gozar del trayecto, no de una carrera!
10. ESCALADA EN EL VALLE DE COCHAMÓ
Las cumbres de granito agrietadas que abrazan este valle, albergan más de 100 vías de escalada y infinitas posibilidades para la apertura de nuevas. Hasta hace relativamente poco este enclave era relativamente desconocido pero hoy ya se está labrando la fama de ser el Yosemite de Sudamérica, en referencia al conocido parque nacional estadounidense y meca de escaladores. La envergadura de este entorno natural salvaje ofrece posibilidades de diversión para practicantes novatos, pero sobretodo hará las delicias de los experimentados ya que se podrán enfrentar a paredes que alcanzan los mil metros de altura. Entre las vías más famosas se encuentra la llamada “Pared Seca”, cuyo nombre le es dado porque siempre queda protegida de la lluvia. Nadie tiene excusa para no escalar en Cochamó.