Las Enigmáticas Calles del Cusco

Recorrer las calles del Cusco es una experiencia, si bien extenuante, repleta de magia y encanto: una ciudad construida a 3.430m de altura, rodeada de verdes montañas y coloridos habitantes que aún pasean con sus llamas y burros por las zigzagueantes escalinatas y las impresionantes construcciones de lo que fue el antiguo imperio incaico.

Quizás sea la denominación de sus calles, la mejor forma de comprender la fusión entre la cosmovisión del imperio andino y la influencia cultural y arquitectónica de la España conquistadora.

Es por esto que entre los nombres de las calles cusqueñas, encontramos algunas que aluden a misteriosas creencias relacionadas con el número siete, que para los quechuas representa los siete entes metafísicos – entre ellos el sol, la luna y la madre tierra- número que suele ir acompañado de representaciones mitológicas (Siete Angelitos, Siete Diablitos, Siete Serpientes), formas arquitectónicas (Siete Ventanas, Siete Cuartones) o de animales que solían transitar por las calles (Siete Borreguitos).

Otras denominaciones tienen su origen en oficios que se llevaban a cabo en dicho lugar: Heladeros, Encomenderos, Plateros; también los portales que rodean la majestuosa Plaza de Armas se asocian a actividades, tales como Portal Comercio, Portal de Harinas, Portal de Panes. La popular calle Procuradores es así llamada ya que ahí se alojaban los procuradores de la real audiencia en tiempos de la conquista; en cambio Calle Suecia, donde desde 1996 esta ubicada la primera escuela de español en Cuzco llamado AMAUTA, tiene un origen bastante más ambiguo, pues al parecer fue denominada por los españoles a su llegada  como “Calle Sucia”, que finalmente derivó en la pronunciación “Suecia”.

Otras calles llevan nombres quechuas que pueden ser extremadamente difíciles de recordar para un recién llegado: Choque Chaca, Suntur Wasi, Puma Kunku,  esta última debe su nombre a que, increíblemente, en la época incaica era posible ver pumas atados a un tronco; como para asustarse, no? También las largas y oscuras calles Ataúd y Purgatorio, que si bien resultan tenebrosas, nos habla de la importancia que la cultura andina concede a la muerte.

Y finalmente, hay algunas que revelan la intensidad propia de la vida andina: Desamparados, Afligidos, Amargura, ¡aunque esta última tal vez deba su nombre a los más de 100 peldaños que hay que transitar para recorrerla!

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