5 Razones Por Las Que Mendoza Merece Una Visita

Es verdad que los Andes suponen una barrera no sólo geográfica, sino también psicológica. Cruzarlos supone un esfuerzo que muchos chilenos no están dispuestos a hacer, aún a sabiendas de las maravillas naturales y culturales que atesora Argentina. Pero la distancia es mucho menor de lo que comúnmente se cree y allá aguardan ciudades vibrantes como Mendoza, la ciudad de bienvenida a Argentina si se parte de Santiago. Grandes extensiones de viñedos, bodegas de primera categoría, la relajada vida urbana, o unos precios mucho más económicos suponen unos buenos motivos para visitar al país vecino.

1.     CRUZAR LOS ANDES EN AUTOBÚS

Se dice que en la vida hay que disfrutar de los trayectos más que de las metas, y esta ruta merece un viaje en sí mismo. Buena parte de los cerca de 400 kilómetros que separan Santiago y Mendoza son un espectáculo natural que merece ser admirado sin la preocupación de la conducción por las sinuosos puertos de montaña. Adentrarse hasta el corazón de la cordillera más larga del mundo y contemplar su evolución geológica, sus ríos, lagos, glaciares, y pistas de esquí, hará que el viaje se haga sorprendentemente corto. ¿No es suficiente? De acuerdo, en el camino se alcanza a ver el Aconcagua (6.960 metros) la montaña más alta del hemisferio sur y la de mayor altitud del mundo fuera de la cordillera del Himalaya. El trayecto dura unas 7 horas, dependiendo del tiempo que se invierta en los trámites fronterizos. Atención en invierno, en ocasiones este paso, llamado Los Libertadores, cierra por las inclemencias meteorológicas.

 2.     EL VINO

Más del 70% de la amplia producción vinícola argentina procede de la región de Mendoza. Las afueras de la ciudad crean un anillo de viñedos, muchos de ellos con más de un siglo de antigüedad que, junto con el clima seco, producen una uva de sabor intenso y taninos muy característicos. En tintos predominan los Malbec (20.000 hectáreas plantadas), Cavernet Sauvignon, Merlot, y Syrah. Entre los blancos, sin duda, los vinos estrella son los Torrontés, la cepa argentina más emblemática, de sabor intenso y afrutado. Si unas uvas de calidad las procesamos en unas bodegas punteras con historia y tecnología, el resultado es siempre un vino de primera calidad con una amplia variedad para elegir.

3.     VISITAR LAS BODEGAS EN BICICLETA

Si bebes, no conduzcas… pero en este aviso no hay letra pequeña que haga ninguna referencia a las bicicletas. Aprovechando la cercanía entre las bodegas, la región ha desarrollado una singular actividad que consiste en aderezar los paseos en bicicleta con buenas catas. Regiones vinícolas como Coquimbito (accesible con las micros 171, 172, 173 desde Mendoza), han adaptado sus calles con ciclovías para facilitar los desplazamientos de los participantes de estos tours en los que nadie pasa sed. Las rutas ofrecen la posibilidad de visitar bodegas industriales, como Trapiche, y otras pequeñas artesanales, como Familia di Tomaso. La mayoría ofrecen visitas guiadas por sus instalaciones y catas de sus vinos a un precio asequible. La tentación de beber un poco más siempre está presente, sólo hay que tener en cuenta que hay que ir lo bastante sobrio para ser capaz de volver pedaleando.

 4.     LA VIDA CALLEJERA MENDOCINA

Mendoza, con poco más de un millón de habitantes, es la cuarta ciudad de Argentina en población pero su espíritu es relajado y amable como el de un pueblo. Las terrazas están presenten en la mayoría de calles y sus omnipresentes árboles así como sus singulares sistemas de canalización de agua, refrescan el ambiente y invitan a sociabilizarse. Su vida callejera de cafeterías y restaurantes se dilata más allá del día y, cuando el sol se pone, los pubs nocturnos toman el control de las calles. Para tomarse un trago y también quemar el alcohol ingerido moviendo el esqueleto, recomendamos la Aristides Villanueva con hartos bares de distintos estilos, ambientes, y precios. Están uno detrás del otro, lo difícil es decidirse por uno.

5.     LOS PRECIOS

Pocas veces se sonríe cuando te traen la factura de un bien o servicio, pero en Argentina acaba siendo un gesto habitual. Hacer el cálculo de conversión casi siempre trae una grata sorpresa y hasta incredulidad para el que tiene que pagar. Dormir y comer es notablemente más barato, pero otros productos como los libros, la ropa, o el tabaco salen a mitad de precio o menos en muchas ocasiones. Argentina tiene una especial predilección por los dólares, por lo que recomendamos traer esta moneda para conseguir unas tasas de cambio aún más favorables. En calles comerciales como la Avenida San Martín, hay cambiadores callejeros que llegan a dar diez pesos argentinos por dólar. La transacción callejera no es ilegal, pero hay que ir con cuidado porque abundan los billetes falsos en estos trueques.

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